jueves, 6 de noviembre de 2008

La mina... el tiempo....

Leyendo un libro prestado de Bucay encontré una historia que dicen que es verídica y creen que sucedió por allá por África:
Algunos mineros trabajaban en un túnel profundo y De repente un derrumbe los dejó completamente aislados, la salida del túnel estaba sellada. En silencio cada uno miró a los demás y en silencio calcularon su situación. Apelando a su experiencia se dieron cuenta que el principal problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaba unas 3 o 3 horas y media de aire para poder respirar.
Mucha gente, allá afuera, sabrían que ellos estaban allí atrapados, pero un derrumbe como este significaría horadar otra vez la mina para llegar a rescatarlos, pero, podrían hacerlo antes de las tres horas y media?
Los expertos mineros decidieron que debían ahorrar el mayor oxígeno que pudieran; se pusieron de acuerdo entonces en hacer el menor desgaste físico posible con lo que apagaron todas las lámparas y se acostaron en el piso en u mortal silencio. Inmóviles en la oscuridad era difícil calcular el tiempo. De casualidad sólo uno de ellos tenía reloj y hacia él iban todas las preguntas: Cuánto tiempo pasó? Cuánto falta? Y ahora?
El tiempo se estiraba cada minuto parecía una hora y la desesperación ante cada respuesta agravaba mas la tensión. El jefe de los mineros se dio cuenta de que la ansiedad los haría respirar mas rápido y eso los podía matar antes de tiempo, así que ordenó al minero que tenía el reloj que solamente él controlara el tiempo y avisara al resto cada vez que pasara media hora. Cumpliendo la orden, el minero del reloj avisó a la primera media hora y el resto de los mineros se pusieron a murmurar nerviosamente. El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez mas terrible comunicar que el tiempo final se acercaba, entonces, sin consultar a nadie, decidió que ellos no merecían morirse sufriendo. Así que la próxima vez que avisó la media hora habrían pasado en realidad 45 minutos. No había manera de notar la diferencia así que nadie desconfió. Apoyado por el éxito del engaño, la tercera información la dio casi una hora después. Dijo “pasó otra media hora”… y todos volvieron a creerle y así pensaron que había pasado sólo una hora y media. Así siguió el hombre del reloj, cada hora completa les avisaba que había pasado media hora.
Después de un arduo y apurado trabajo de rescate, la salvación llegó a las 4 horas y media pensando en que lo mas probable era encontrar a todos los hombres ya muertos por la falta de oxígeno. Encontraron vivos a todos los mineros que allí se encontraban excepto a uno, sólo un hombre había muerto por asfixia, el hombre que llevaba el reloj…
ESTA ES LA FUERZA QUE TIENEN NUESTRAS CREENCIAS EN NUESTRAS VIDAS. ESTO ES LO QUE NUESTROS CONDICINAMIENTOS PUEDEN HACER POR NOSOTROS.

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