
El verdadero amor no necesita de adornos ni acentos. Puede prescindir de aniversarios, de serenatas y de corta pastas en forma de corazón. Y mientras el romanticismo se empeña en decorar las noches con su magia prefabricada, el amor crece al costado de una maceta o en las esperas que nadie recuerda.
El romanticismo habla mal del amor. Como un poeta tartamudo, un pariente latoso o una vieja pintarrajeada, el romanticismo es el defecto cursi de los amantes sin paciencia.
CURSI del libro BESTIARIO de Carolina Aguirre
1 comentario:
JUSTAMENTE, ESTE TEXTO NO ES CURSI... TAMPOCO EL ROMANTICISMO... LO CURSI ES LO QUE "QUEDA BIEN" ESCUCHAR... LO QUE EMPALAGA... SALU2.
Publicar un comentario