lunes, 25 de febrero de 2008

LA DUDA TRAJO EL OCASO

Cuentan que un alpinista desesperado por conquistar una altísima montaña, inició una travesía después de años de preparación; como quería la gloria para él solo, subió sin compañeros, subió solo. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde… y más tarde y no se preparó para acampar sino que decidió seguir subiendo. Oscureció, la noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña y ya no se podía ver nada, absolutamente nada. Todo era negro, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.
Subiendo por un acantilado a sólo unos pocos metros de la cima el alpinista se resbaló y cayó, se desplomó por el aire cayendo a una velocidad vertiginosa. El alpinista sólo podía ver manchas oscuras y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Siguió cayendo… y en esos angustiantes momentos le pasaron por la mente todos los episodios de su vida, los buenos y los malos… Pensaba en la cercanía de la muerte, sin embargo, de repente, sintió el fuertísimo tirón de la larga soga que lo amarraba de la cintura a las estacas clavadas en la roca de la montaña.
En ese momento de quietud luego de la horrible caída, quedó suspendido en el aire, no le quedó más que gritar:
-AYUDAME DIOS MIO!
De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
-QUE QUIERES QUE HAGA POR TI?
-SALVAME!!!
-REALMENTE CREES QUE YO PUEDA SALVARTE?
-POR SUPUESTO SEÑOR IO!!!
-ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE Y.
Hubo un momento de silencio, el hombre se aferró aún más de la cuerda…
Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron a un alpinista colgado muerto, congelado, agarrado fuertemente de la cuerda a tan sólo 2 METROS DEL SUELO!

Y tu? Qué tan aferrado estás a tu cuerda?

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