lunes, 24 de marzo de 2008

Reencuentro


Un rayo de sol invade la blancura de una hoja vacía y los trazos que comienza a transitar mi lapicera se transforman en la soga que desahoga mi garganta, tal vez los acordes que me invaden a través de la música que escucho son los que ordenan las palabras, y la paz que me rodea es la que esclarece lo que tengo que escribir. Mi letra se agranda y mi mente se activa, una amiga a la distancia que absorbe mi angustia y la transforma en fuerza. Un trozo de tela sobre el pasto en medio del monte, rodeada de una camino de árboles que se asoman para verme. Traje un libro que ni si quiera se me dio por abrirlo, los cigarrillos, un MP3 con música que sabe llegar a revolver mis sentimientos, una lapicera y un cuaderno en blanco; por supuesto también tengo a mi lado varios paquetitos de pañuelos descartables. A través de los árboles y mirando al hacia arriba se forman huecos como hermosas ventanas donde veo pedacitos de cielo con un cálido sol que me acaricia de a ratitos, me calienta y me alumbra como enfocando el lugar en donde estoy; la música me hace reaccionar sensaciones y de fondo inmensos de los pájaros y chicharras que se escuchan a pesar de la música que escucho. Mis ojos se humedecen de repente y la brisa que los seca como incitando a seguir escribiendo. Mi letra que se escapa a la elegancia tal vez por la culpa de del cotidiano teclear en la PC pero demostrando que se mueve como quiere, igualmente se deja entender. Es impresionante como cómo emerge de mi interior la necesidad d e escribir y pienso al mismo tiempo en las 3 personas que para mí pueden movilizarme, tal vez porque a las 3 me gustaría contarle lo mismo… Siento que puedo cantar con los auriculares puestos sin vergüenza, sin que nadie me juzgue ni se ría por mis pifies cantorales. Siento que los bichos no molestan tan sólo porque no me importa su presencia. Siento que puedo estar en la brisa sin sentir frío y bajo el sol sin que queme su calor. Siento que puedo llorar y llorar y no generar angustia ni preocupación en los que me rodean. Siento que la soledad me hace bien y me hace falta, más de lo que creía. Siento que mi cuerpo y mi alma se nutren de mi misma y no de ninguna circunstancia. Puedo sentir que los demás pueden sin mí. Puedo. Puedo sentir la libertad y sentirme feliz. Sentir que la felicidad es la libertad.
Se nubla… no importa si la lluvia me sorprende, tal vez me traiga otro alivio, tal vez en ella encuentre más. Le pido a Dios que me alcance la vida para poder agradecer todo lo que me está dando, la capacidad para darme cuenta a quien agradecer y el valor para poder decírselo mirándolo a los ojos…
Bambú

1 comentario:

DIEGO dijo...

DE LO MEJOR QUE HE LEÍDO, SIN VUELTAS, DIRECTA, SIN PRETENDER QUE "QUEDE LINDO O POÉTICO"... PARECIDO A LA SENSACIÓN QUE DESCRIBÍS... PRÓXIMO OBJETIVO: QUE PUEDAS ESCRIBIR, SENTIR, VIVIR ESO MISMO EN CORRIENTES Y FLORIDA CON TODO TU MUNDO AL LADO... CANTA SIN VERGÜENZA EN TODOS LADOS, GRITA EN TU CASA, A LA VUELTA, EN LA CALLE... LLORÁ CON VOS, CON AQUEL, CON EL OTRO... LLORÁ POR VOS... EN FIN, ME PUSE PROFUNDO, ME FUI. ADÍO.