…El destino siempre encuentra la forma de hacernos aprender lo que más resistencia nos genera, lo que menos queremos aceptar.
-¿El destino es el camino de cada hombre? ¿Puede cambiarlo?- preguntó el joven cada vez más confuso.
-Sí- Contesté lacónicamente, sabiendo que en las bibliotecas del planeta reposan plácidamente millares de volúmenes que intentan en vano dar la respuesta categórica.
En vista de que el joven continuaba observándome perplejo, decidí acudir a una imagen.
-Piénsate como un río que debe avanzar inexorablemente. Eliges esquivar los montes, tratando de encontrar el cause de menor resistencia. Las dificultades-continué- son como las piedras que encuentras. Si la arrastras, acabarán por juntarse como un dique que entorpecerá tu marcha. En cambio, si las superas una a una a medida que van a pareciendo, tu fluir será constante y el torrente cristalino, como si en el roce de cada piedra aumentara tu brillo. Puedes sentir culpa y considerarte indigno de ese brillo y entonces encontrarás fango para enturbiar tus aguas. Puedes hacerte perezoso y demorar largamente en la llanura, hasta perder tu rumbo en los esteros. Puedes ser demasiado intrépido y caer en cascada por la pendiente o internarte en tortuosos cañadones que te irán hundiendo. Puedes endurecer el alma hasta convertirte en hielo o dejar que apague tus caricias el desierto.
-Si fuera río, no quisiera congelarme ni morir en el desierto- dijo el joven.
-Entonces, quiérete puro y serás transparente; imagínate generoso y fertilizarás los campos; renuévate fresco y calmarás la sed; fíjate un rumbo y llegarás a destino; piénsate guía y conducirás a otros; suéñate espíritu y despertarás nueva vida.
Dejé de hablar y en el silencio la mirada se extendió por la llanura agreste, elevándose lentamente hasta los fantasmas azules de la cordillera….
Fuente: es un fragmento de EL REGRESO DEL JOVEN PRINCIPE (A.G. Roemmers)
1 comentario:
Qué hermoso, ser puro como el río.
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