jueves, 12 de abril de 2012

Miedos!? Cómo afrontarlos...

Era de noche, cuando plácidamente el anciano cocinaba una sopa de verduras para agasajar a su hijo que vendría a visitarlo. En el momento en que fue a buscar las zanahorias, se dio cuenta que no tenía más. Una sopa sin zanahorias, no es sopa, pensó. Entonces decidió salir en busca de algunas, a la aldea vecina. Para llegar hasta allí, tenía que atravesar un pequeño bosquecillo de árboles altos y frondosos. Mientras caminaba tranquilo por el sendero, de pronto lo paralizó el miedo. Algunos metros adelante, colgaba de la rama de un árbol una gran serpiente, impidiendo su paso. Estuvo detenido mirándola por bastante rato, hasta que pensó en que su hijo estaría pronto a llegar y no encontraría a nadie en el hogar. No quería que su hijo se preocupara o pensara que su padre se había olvidado de su visita, por lo tanto tomó coraje y con una rama seca dio unos pasos para azotar al animal y así quitarlo del medio del camino.Pero en cuanto avanzó acercándose más al lugar de dónde la serpiente colgaba, pudo notar que el tamaño era mayor de lo que había visto antes. El miedo lo inmovilizó nuevamente y se dejó caer al suelo junto con la rama. Comenzó a llorar desesperado y conmovido por no poder enfrentar al animal. Su hijo, que ya había llegado a la casa, notó que su padre no estaba. Inmediatamente tomó la linterna y salió por el oscuro sendero en busca de su padre. Caminó un buen rato, hasta que en el silencio de la noche escuchó el llanto de un hombre, cuando se acerca al lugar, se da cuenta que era su padre. Intrigado le pregunta qué le pasaba, por qué lloraba así. El padre mirándo a los ojos a su hijo, con un poco de vergüenza, le explica lo cobarde que es su padre por no poder avanzar en el sendero a causa de la serpiente. El hijo ilumina con la potente luz de la linterna al árbol, da unos cuantos pasos hacia el animal, se acerca lo suficiente como para darse cuenta que lo que colgaba de aquel árbol, no era una serpiente, sino una cuerda atada a la rama.¿Cuántas veces nos pasó ver la realidad de manera distorsionada por causa del miedo?Nos convertimos en lo que son nuestros pensamientos. Los pensamientos respecto a la validez del mundo objetivo y el valor de los placeres que pueden obtenerse de él, pese a emanar desde el desconocimiento, nos configuran desde dentro. Los interrogantes de ¿cómo emergió el Cosmos, de dónde se originó? se pueden asimilar a los de esta historia. La cuerda que en la penumbra parecía ser una serpiente. ¿Cómo apareció la “serpiente” en la “cuerda” y causó terror? Allí sólo existía la cuerda; la serpiente se le superpuso debido a la penumbra de la noche, a causa del intelecto defectuoso del observador, vale decir, debido a la ilusión creada por el razonamiento. En otras palabras, la ignorancia es la base de las falsas interpretaciones y los errores conceptuales.En la penumbra de la noche, la falsedad se superpone a la Verdad. La serpiente se visualiza en la cuerda.
“El engaño de la ilusión afecta a la conciencia y tuerce el intelecto, de modo que los hombres olvidan su naturaleza, que es Bienaventuranza o dicha extática y se imponen a sí mismos las limitaciones de la individualidad. Acogen la creencia de que la felicidad es algo externo a ellos y se encuentra en el mundo físico, y se enredan en la rueda de nacimiento y muerte, en el móvil, cambiante e inquieto mundo.” Sai Baba
Cuando el observador siente “no es una serpiente, no es más que una cuerda”, la serpiente desaparece, porque no era más que una falsedad. Vemos, entonces, que el sentir o el pensar son capaces de crear la serpiente y también de destruirla.
Es a través de la oscuridad como la ilusión viene y nos envuelve. Como en el cuento, ninguna serpiente había reemplazado la cuerda, pero la ilusión nubla la mente y cubre su clara percepción.
Cuando encendemos la luz del conocimiento interno, la realidad se comienza a ver como realmente es.
Con la luz, la ilusión desaparece y se ve el verdadero objeto. Aquello que existe, la energía divina, existirá siempre; nunca cesará de existir; permanecerá inmutable para siempre.
No puede haber la más mínima variación en su existencia. Es solo la ilusión que la cubre la que viene y se va.
Entonces el miedo significa que estás viendo las cosas de manera distorsionada, o estás creyendo que alguna situación dificultosa, la cual no querés en absoluto que suceda, podría llegar a suceder. Tu mente anticipa hechos futuros.
La sensación de temor, te puede ayudar siendo un “indicador” o como una “alarma” que te avisa: “Hey!! estoy pensando en cosas que no prefiero experimentar en mi vida!”
Una vez que te hacés consciente de esto, podés elegir cambiar tu creencia, para que esas situaciones y escenarios que te imaginabas no aparezcan más en tu mente ni se manifiesten en tu realidad. Porque recordemos que creer es crear y las creencias mas fuertes se manifiestan en la realidad física.
Preguntate: “¿Qué estoy pensando, qué creencias estoy teniendo para sentir miedo ahora mismo?
Una vez que reconocés esa creencia que te genera miedo, reemplazala por la que es de tu preferencia y esté alineada con tu ser, que es luz, es amor y siempre es valioso solo por existir.


miércoles, 11 de abril de 2012

No hay años malos.... (Mamerto Menapace)

Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos. Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje. Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo. “Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
-a aprender a amar
-a dejar huella
-a ser felices
En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:
-Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos,....... para dormir tenemos siglos después.
-Valorar la libertad como una forma de vencerme a mi mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.
-El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de las micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos.
Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro. Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual.
Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.
Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías
y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.


MAMERTO MENAPACE monje benedictino y escritor