miércoles, 9 de abril de 2008

Olas...

Cuando alguien está sumergido en una ola sólo ve todo revuelto, los ojos desesperados buscan encontrar la calma y sólo logran llenarse más del agua inquieta que los inunda; el cuerpo tenso encuentra más resistencia a la fuerza que él propio crea y las sensaciones son aún más desesperadas cuando más rápido uno quiera salir de esa situación. La soledad de ese momento se acentúa y uno se trata de aferrar a cualquier cosa que siente cerca. Todo el cuerpo se tensa, se transforma en un peso más difícil de mover y la angustia oprime el pecho cuando el aire no se encuentra alrededor; la respiración se lucha y sólo a veces se consigue. Las imágenes comienzan a engañarnos y todo lo que es parece ser mayor. Se añoran bienestares anteriores y se anhelas momentos menores. Todo se va transformando depende el tiempo que la ola nos revuelque. Ahora, estando fuera y viendo la situación desde afuera, es fácil darse cuenta que es muy simple salir. Sólo un instante de paz y tranquilidad mental puede hacerlo, sólo uno. Destensar todos los músculos, hacia arriba mirar, dejar la angustia unos momentos y dejarse llevar. Tener consciencia en un instante para saber que la ola va a pasar como un fantasma que nos traspasa lentamente, saber esperar…
Una vez con agua calma, aprender y analizar, dejar atravesar los fantasmas y simplemente descansar.
Tal vez todo nos sirva para aprender a pensar; cuantas olas hemos pasado sin saber nadar… Cuántas más tendremos que pasar aprendiendo a nadar. Nuestra vida es un mar profundo que tendremos que cruzar, depende de cada uno cuan lejos quiera llegar.
Está en nosotros mismos disfrutar de la profundidad o tal vez quedarse flotando sin nada que arriesgar.
En lo profundo del mar hay mucho por encontrar, está en nosotros aprender a buscar…
Disfrutemos de las olas aprendiendo a respirar y nademos tan profundo como queramos llegar, así encontraremos nuestra propia seguridad dentro de las olas revueltas o en la profundidad del mar.
Una vida sin momentos intensos es como nadar sin correr el riesgo de podernos ahogar. De cada uno depende como a la vida la quiera atravesar…

3 comentarios:

DIEGO dijo...

EL MAR MÁS GRANDE QUE HAY
(Autor: Ciani / Intérprete: Patricia Sosa)

Si miro mi pasado,
puedo ver como yo
escondo dentro de mí
el mar más grande que hay.
Cuántos caminos andados,
cuánta y ninguna ciudad,
mi soledad para qué,
alguna noche se fue.

Y te amaré, y te amaré.
Y te amaré, y te amaré.

Cuántos pequeños pecados,
cargados de ingenuidad,
en cuántos lechos he amado,
que más da,
lo hacemos todos igual.

Treinta años, vida,
no me han hecho nada,
me gusta ser como soy,
y desnudarme y naufragar
en este mar en que tu navegarás.

Y te amaré, y te amaré.
Y te amaré, y te amaré.

Una ilusión no se va,
un sueño puede esperar,
una maleta cansada de viajar,
tu vida puede llevar.

Treinta años, vida,
no me han hecho nada,
me gusta ser como soy,
y desnudarme y naufragar
en este mar en que tu navegarás.

Y te amaré, y te amaré.
Y te amaré, y te amaré.

1992-Luz de mi vida

PD: SRA. DUEÑA DEL BLOG, CORRIJA EL LINK POR FAVOR. ES "EL RINCÓN DE NUNCA JAMÁS", ASÍ TAL CUAL Y NUNCA JAMÁS CON MAYÚSCULAS. SALU2.

Marina Di Genaro dijo...

Perdón! he corregido el error!

Rodrigo dijo...

Sólo un instante de paz y tranquilidad puede hacerlo...estoy de acuerdo contigo. Me encantó sumergirme en tu ola; dejó en mi almenos una estela.